Incluso las personas con más confianza o experiencia pueden pasar por momentos de inseguridad, duda o ansiedad cuando se trata de intimidad. Es algo completamente humano. No es una señal de que no estás list@ ni de que algo va mal; simplemente es tu cuerpo y tu mente respondiendo a una situación vulnerable, emocional y muchas veces nueva. Los nervios pueden venir de muchos lugares: el miedo a no saber “hacerlo bien”, la inseguridad con tu cuerpo, la preocupación por lo que pensará la otra persona o las ganas de que todo salga perfecto.

Todo eso es válido. A veces, solo reconocer que estás nervios@ ayuda a soltar esa presión interna que se acumula. No tienes que fingir seguridad si no la sientes; de hecho, compartirlo con la otra persona puede hacer el ambiente más relajado, genuino y hasta más íntimo.

Hablar con honestidad puede ser un alivio. Puedes decir algo tan simple como: “Estoy un poco nervios@” o “Prefiero ir despacio”. Al expresar cómo te sientes, estás abriendo un espacio de confianza donde ambos pueden conectar sin máscaras ni expectativas falsas. Lo más probable es que la otra persona también haya sentido nervios alguna vez, y eso los une más de lo que imaginas.

También ayuda cambiar la perspectiva sobre lo que “debería pasar”. Muchas veces creemos que el sexo tiene que seguir un guión o cumplir con ciertas expectativas, pero no se trata de eso. No es una prueba, ni una competencia. Es una experiencia compartida, que puede ser suave, juguetona, lenta o intensa… pero nunca tiene que ser “perfecta”. Cuando entiendes que no hay un estándar, los nervios pierden poder y el momento se vuelve más auténtico.

El entorno también influye muchísimo. Estar en un lugar donde te sientas segur@, con buena iluminación, música suave o simplemente silencio, ayuda a que todo fluya mejor. En Guadalajara, por ejemplo, el Motel Gran Vía es un espacio ideal si buscas privacidad, comodidad y ambiente relajado, perfecto para sentirte tranquil@ y conectar sin distracciones. Los detalles importan: la luz tenue, la temperatura, el olor del lugar, todo suma para que tu cuerpo y mente estén en sintonía.

En resumen: sí, es completamente normal sentir nervios. No significa que no quieras, ni que estés haciendo algo mal. Solo quiere decir que eres human@, y que algo importante está por suceder. Escucha tu cuerpo, comunícate, respira, y recuerda que el sexo no se trata de rendir, sino de conectar. Y si en algún momento decides no continuar, también está bien. Decidir libremente es parte del cuidado, del respeto y del amor propio.