Ir a un motel por primera vez puede sentirse como una mezcla entre emoción y nervios, pero la realidad es que no tiene por qué ser incómodo ni complicado; los moteles existen justo para darte un espacio privado y seguro donde puedas vivir tu momento sin interrupciones ni miradas incómodas.

Elegir el lugar correcto puede marcar la diferencia, y por suerte hoy en día hay opciones para todos los gustos: desde moteles con habitaciones temáticas o jacuzzi hasta espacios modernos y discretos que ofrecen justo lo necesario para disfrutar.

En Guadalajara, por ejemplo, el Motel Gran Vía es una de esas opciones que combinan accesibilidad, privacidad y confort; perfecto si buscas un lugar limpio, bien ubicado y con ese toque relajado que te permite concentrarte solo en pasarla bien.

A la hora de preparar tu plan, lo ideal es llevar solo lo básico: condones (y mejor si son los que más te gustan, porque nunca está de más tener opciones ultradelgadas, con sabores o texturas que convierten la protección en parte del juego), lubricante para que todo fluya con naturalidad, identificación por si te la piden en recepción, efectivo o tarjeta para no quedarte atorad@ en el pago y, si quieres darle tu propio mood, una playlist con las canciones que más te prenden. No se trata de cargar una maleta, sino de ir liger@ y listo para disfrutar.

Otro punto clave es hablarlo antes con tu pareja: lejos de matar la vibra, la comunicación hace que todo sea más chill porque se ponen de acuerdo en cosas prácticas como dividir la cuenta, elegir el motel o hasta en lo que les gustaría experimentar, y esa confianza mutua suele ser más sexy de lo que imaginas.

También es súper importante recordar que el sexo seguro no corta el rollo, al contrario, te da la tranquilidad de disfrutar sin preocupaciones de un embarazo no planeado o de una infección de transmisión sexual. Cuando sabes que estás protegid@, la mente se libera y se enfoca en lo que realmente importa: sentir, conectar y gozar. Obvio, los nervios son normales, pero no te presiones pensando en que “todo debe salir perfecto”, porque no se trata de un examen, se trata de vivir la experiencia con naturalidad, divertirse y compartir algo íntimo que puede ser especial.

Incluso, a veces lo mejor viene después: ese momento relajado en el que comparten una risa, comen algo juntos o simplemente se quedan platicando, porque al final el motel es solo el escenario, pero la verdadera magia está en la conexión que construyen ustedes dos. Tu primera vez en un motel no tiene que ser un big deal ni algo tabú; con un poco de preparación, comunicación y buena vibra puede convertirse en una experiencia divertida, íntima y cero estrés, donde lo importante no es dónde están, sino cómo se sienten estando junt@s.